El sistema de intermediación en el empleo obliga a una modernización de los servicios de empleo, con la introducción de lo privado. Las ETT y las agencias Privadas de Empleo flexibilidad el mercado y y juegan un papel clave para contar con una intermediación más dinámica y con menos rigideces.

Se estudia la creación del cheque-formación, una modalidad que permitiría entregar al desempleado un bono por una determinada cantidad de formación siendo él quien debería decidir dónde recibirla y si quiere complementarla con recursos propios. Esta propuesta contiene otra trampa más, porque toca
directamente a los cursos de formación, y, en este caso, afecta tanto a sindicatos como empresarios.

En las prestaciones por desempleo quieren actualizar la idea modular la cuantía de la prestación a lo largo de los meses de su vigencia, concentrando una
parte sustancial en los primeros meses de prestación, y por ello interesa reforzar las actuaciones de búsqueda de empleo que sería preciso justificar para obtener la percepción del total de las prestaciones.

Por otro lado, se necesitan salarios acordes con el esfuerzo formativo, lo que significa que los salarios en España para los trabajadores menos cualificados son muy similares a los que perciben aquellos con perfiles formativos superiores, lo que “desincentiva la prolongación de los estudios por encima del nivel obligatorio” e “impide la generación de un mercado de crédito desarrollado y profundo” como el existente en otros países para financiar la inversión en capital humano.

Finalmente, en el empleo público se estudia como ‘deseable’ que le sean de aplicación esquemas de incentivos a la movilidad o a la formación en los términos ya expresados para el resto de trabajadores.