La formación continua es fundamental en la competitividad de empresas y trabajadores. Los Permisos Individuales de Formación (PIF) representan una oportunidad para que los empleados mejoren sus competencias sin que ello implique un coste adicional para la empresa. Por ello, explicamos los aspectos más relevantes de los PIF, su regulación, financiamiento y aplicación en el ámbito laboral. Además, destacamos la importancia de la planificación estratégica de la formación y la implicación de los diferentes actores  o participantes.

Los PIF permiten que los trabajadores puedan asistir a formaciones oficiales durante su jornada laboral, favoreciendo el desarrollo profesional sin afectar sus condiciones salariales. Su objetivo principal es fomentar la mejora continua de las competencias laborales y la empleabilidad. Asimismo, los PIF contribuyen a la modernización del tejido empresarial, permitiendo que las empresas cuenten con profesionales mejor cualificados y preparados para los retos del futuro.

Las características principales de los PIF son las siguientes:

  • Formación elegible: Puede ser reglada (titulaciones oficiales y cursos acreditados) o formación que facilite el acceso a acreditaciones profesionales.
  • Duración máxima: 200 horas por curso académico o año natural.
  • Modalidad: Principalmente presencial.
  • Compatibilidad con el puesto de trabajo: La formación no puede estar relacionada con el empleo actual del trabajador.

Los PIF deben estar reconocida mediante:

  • Acreditación oficial: expedida por la Administración competente y publicada en el BOE.
  • Titulación oficial: expedida por las Administraciones educativas, con validez en todo el territorio estatal y publicadas en el BOE.
  • Títulos de Formación Profesional y certificados de profesionalidad.
  • Acreditación de competencias para el ejercicio de una ocupación u oficio.

 

Financiación de los PIF.

  • Crédito específico: Un 5% del crédito anual de formación de la empresa se destina a financiar los costes salariales del trabajador durante la formación.
  • Crédito adicional: Si el coste del PIF supera el 5% del crédito anual, se activa un crédito adicional en función del tamaño de la empresa:
    • 1-9 empleados: hasta 200 horas
    • 10-49 empleados: hasta 400 horas
    • 50-249 empleados: hasta 600 horas
    • 250-499 empleados: hasta 800 horas
    • Más de 500 empleados: 200 horas adicionales por cada 500 empleados
  • Costes financiables: Solo se cubren los costes salariales (salario base, antigüedad, complementos fijos, pagas extra y cotizaciones a la Seguridad Social).
  • Impacto en la contabilidad de la empresa: Las empresas pueden gestionar estas bonificaciones de manera que optimicen sus recursos formativos sin afectar su liquidez.

Los PIF están regulados por el Real Decreto 395/2007 y la Orden TAS 2307/2007, junto con las actualizaciones establecidas por la Ley 30/2015 y el RD 694/2017. Esta normativa establece los mecanismos de control y supervisión de los permisos, garantizando su correcta aplicación y evitando posibles fraudes en la gestión de bonificaciones.

Procedimiento de solicitud.

  1. El trabajador presenta una solicitud a la empresa, indicando el horario y la duración de la formación.
  2. La empresa evalúa la solicitud considerando sus necesidades organizativas.
  3. Si se aprueba, el trabajador puede asistir a la formación sin afectar su salario.
  4. La bonificación se aplica sobre los costes salariales del tiempo de permiso.
  5. La empresa debe justificar la formación ante la entidad gestora para recibir la bonificación.

Algunos beneficios adicionales de los PIF:

  • Para los trabajadores: Permite mejorar sus competencias, acceder a mejores oportunidades laborales y reforzar su seguridad en el empleo.
  • Para las empresas: Contribuye a la retención del talento, mejora la productividad y ayuda a cumplir con las exigencias normativas.
  • Para la sociedad: Favorece el crecimiento económico al contar con una fuerza laboral más cualificada y adaptable a los cambios del mercado.

Los PIF son una herramienta clave para mejorar la cualificación de los trabajadores sin afectar su estabilidad salarial. Su correcta aplicación requiere una colaboración entre empresas, empleados y la negociación colectiva para garantizar su aprovechamiento óptimo y su contribución al desarrollo profesional y productivo. Con una buena planificación y una correcta gestión de los recursos formativos, tanto trabajadores como empresas pueden beneficiarse ampliamente de este sistema, asegurando un mercado laboral más dinámico y competitivo.