Según ha publicado Fundae, durante el año 2018 se presupuestaron 1.147 millones de euros para formación dirigida prioritariamente a trabajadores ocupados, lo que supone un 8% más que el año anterior. De estos fondos, el 58% (661,4 millones de euros) se ha destinado a formación bonificada o programada para empresas.

Esta formación programada, que es bonificable a través de las cuotas de la Seguridad Social, permite que las empresas ofrezcan a sus trabajadores cursos relacionados con la actividad de la empresa o puesto de trabajo. Gracias a estas acciones, los empleados actualizan sus competencias, lo que permite que las empresas aumenten su productividad y competitividad.

Durante el año 2018 también aumentó el número de empresas participantes (4.500 empresas más), superando las 360.000 entidades. Respecto al tamaño de plantilla, participan el 92% de las grandes empresas y más del 81% de las empresas entre 100 y 249 empleados. Pero el problema radica en las pequeñas empresas (las menores de 10 empleados), que aprovechan poco su crédito.

En cuanto a los alumnos, el 56% de los participantes son hombres que prefieren la formación presencial (75%) frente al elearning (23,5%), y que se forman en cursos de media unas 15 horas. Según las tendencias de los últimos años, la teleformación va aumentando año a año. Por CCAA, Madrid, Cataluña, Navarra, Aragón y País Vasco superan la tasa media de cobertura. Por el contrario, en el otro extremo, Ceuta, Melilla y La Rioja registran las tasas más bajas de cobertura formativa.

Por último Fundae señala que el número de trabajadores que han disfrutado de un Permiso Individual de Formación para realizar cursos oficiales es de 5.178, un 15% menos que en 2017. De estos, el 54,7% son hombres y el 45,3% mujeres y el intervalo de 36 a 45 años sigue siendo el más numeroso (por encima del 40%). Al mismo tiempo, dos de cada tres PIF realizados han tenido como finalidad la obtención de un título universitario.