Las necesidades formativas de las empresas cambian, el entorno evoluciona, aumenta la presión competitiva y la incertidumbre, mejoran las herramientas formativas, etc, todo ello hace que el escenario obligue a cambios importantes en la forma de diseñar la formación continua.
Por ello, si queremos atender estas novedades y maximizar el valor aportado, debemos olvidarnos de los modelos de los centros de estudios y convertirnos en consultoras de formación, para ser capaces de integrar estas variables e innovar dando respuesta eficaz a los nuevos retos formativos. Es un error muy grave enfrentarte al presente con métodos del pasado.
Algunas ideas generales que se deben tener en cuenta son:
-Ofrecer a los clientes una propuesta de formación integral, adaptándonos a su negocio y sus objetivos estratégicos (no a los nuestros).
-Convertir el alumno en protagonista, el manual en aprendizaje práctico, los ejercicios en entrenamiento real, y los profesores en colaboradores del cambio.
-Formación basada en la experiencia y aprendizaje, y adaptado a las necesidades personales de cada alumno, donde se potencie el protagonismo del participante para aumentar su responsabilidad.
-Un diseño de la formación para asegurar el impacto en el puesto y el retorno de la inversión.
-Proponer formación novedosa o contenidos obligatorios por alguna norma, como por ejemplo cursos sobre Alergias para el sector hostelería, el nuevo Sistema Creta, formación certificada del sector de Dependencia, certificaciones privadas de formación informática de gran demanda como SAP, Oracle, etc …
Todas estas estrategias las desarrollamos en el próximo Congreso Nacional del 5-7 marzo en un cine-teatro de la Gran Vía madrileña.