El Gobierno quiere poner en marcha una nueva Ley con un texto que consolida el sistema único de Formación Profesional, integrando la FP del sistema educativo y la FP para el empleo en un solo modelo al servicio de alumnos estudiantes y trabajadores empleados o desempleados. Mezclando por ejemplo la formación de un joven estudiante de 17 años con la de un mando intermedio de 35 años de una gran empresa.

Desde hace años, existe un desequilibrio entre el nivel de formación y las necesidades del mercado laboral. En 2021, en España solo 25% de la población activa dispone de cualificación intermedia y el 35% tiene cualificación baja. Pero para 2025, el 50% de los trabajos requerirán un nivel de cualificación media (técnicos y técnicos superiores de Formación Profesional) y solo el 16% un nivel bajo.

En el ámbito de la formación continua de la población activa, España ha asignado pocos recursos y dispone de una normativa incompleta y una gestión mejorable, lo que implica que sólo se dedica 17 horas anuales por trabajador, ocupando así el puesto 61 entre 100 países, según el Foro Económico Mundial. En Alemania, que ocupa el puesto 10, se invierten 50 horas.

En España casi la mitad de la población activa carece de acreditación profesionalizante, lo que resta valor añadido a las empresas y sitúa a los empleados en una situación más vulnerable. Y además, sólo el 12% de los jóvenes españoles están matriculados en Formación Profesional, frente al 25% en la OCDE.

La nueva Ley diseña modelos formativos desde las microformaciones a los cursos de especialización. La novedad es la oferta única, modular y flexible de Formación Profesional dirigida por primera vez a estudiantes y trabajadores, (tanto empleados como desempleados) y ordenada en itinerarios formativos que permiten la progresión a través de cinco grados ascendentes:

Grado A: Acreditación parcial de competencias

Grado B: Certificado de Competencia Profesional

Grado C: Certificado Profesional

Grado D: Ciclos Formativos (Grado Básico, Grado Medio y Grado Superior)

Grado E: Cursos de especialización (título de especialista y Máster Profesional)

 

Por primera vez se pone en marcha unidades formativas o microformaciones (Grado A), hasta alcanzar los títulos y cursos de especialización (Grados D y E). De esta forma, se comete el gran error de mezclar la formación en el ámbito educativo con la formación continua especializada. Mezclando por ejemplo una formación de FP básica para un joven, con un curso de especialización de un sector emergente para un profesional.

En Formación Profesional será Dual, toda la oferta en ciclos de los Grados C, D y E tendrá carácter dual y se dividirá en dos tipos:

Formación Profesional Dual general: con un periodo de estancia en empresa de entre el 25% y el 35% de la duración total de la formación, y el compromiso de la empresa de asumir hasta un 20% de los contenidos y resultados de aprendizaje del currículo. Y por otro lado, una Formación Profesional Dual avanzada: con una formación en empresa entre el 35% y el 50% de la duración total de la formación, así como la impartición por parte del centro de trabajo de hasta un 40% de los módulos profesionales del currículo.

El contacto con la empresa se promoverá a partir del primer trimestre de formación y cada alumno estudiante deberá disponer de un plan personalizado. El texto pone activo de nuevo la figura del tutor dual del centro y del tutor dual de empresa (figuras que ya existían) y que llevarán a cabo, entre otras tareas, la evaluación de los aprendizajes del alumnado en cada uno de sus respectivos espacios, aunque la evaluación final será responsabilidad del centro educativo.

La experiencia indica que no se pueden mezclar la formación del ámbito educativo (Ministerio de Educación) con la formación continua del ámbito profesional o laboral (Ministerio de Trabajo), ya que los perfiles son distintos, al igual que los objetivos, contenidos, temporalización, herramientas educativas, etc.