La evaluación en general afecta a todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, se centra en los objetivos y contenidos, además de analizar todos los elementos y circunstancias que inciden en el desarrollo del curso, entre ellos:

  • Diseño y planificación del curso.
  • Familiarización y uso de la plataforma.
  • Implicación del alumnado.
  • Papel del tutor.

A la hora de evaluar un curso on line se debe considerar el nivel de aprendizaje alcanzado por el alumno en base a los materiales ofrecidos, el diseño de cada módulo formativo, la gestión del tutor, la retroalimentación de las actividades presentadas, etc. Un aspecto también relevante es la accesibilidad y usabilidad en los recursos presentados. Por ejemplo, de nada sirve ofrecer recursos animados, videos, webinar, si la mayoría de usuarios no pueden visualizarlos debido a la falta de un mejor ancho de banda o a la instalación de un software especial.

Los aprendizajes obtenidos con contenidos educativos digitales se deben evaluar con la mis­ma minuciosidad que los conseguidos con otros procedimientos más tradicionales, los criterios de evaluación no tienen por qué ser distintos en uno y otro caso. Pero tan importante como el qué evaluar, es cómo evaluar, cómo debe ser recogida la información y qué instrumentos de evaluación se emplean.

Por lo tanto, en el proceso de enseñanza-aprendizaje una de las partes más importantes es la de la evaluación, pero llegados a este punto, recalcamos que los términos evaluar y calificar no son sinónimos. Evaluar consiste en acreditar al alumno y entra dentro del proceso de valoración o notas finales, es decir, no sólo se evalúa al alumno para certificar el nivel de conocimientos adquirido a lo largo de todo el proceso, sino que también se evalúa para ofrecerle una retroali­mentación sobre su aprendizaje, para que los docentes conozcan la efectividad de su actuación, para certificar los resultados, para evaluar la calidad de la metodología empleada, etc.

Por un lado, se puede evaluar la asistencia o participación del alumno conociendo el núme­ro de accesos, el tiempo empleado por los diferentes participantes de la acción formativa, o in­tervenciones en los foros. De este modo puede servir para justificar las horas lectivas del curso.

Por otro lado, se puede analizar los conocimientos a través de técnicas e instrumentos de evaluación como las autoevaluaciones, ejercicios, exámenes, supuestos prácticos, casos rea­les, etc.